Lucha por tus sueños y persigue tus objetivos, pero no olvides tener en cuenta que puede haber una mariposa volando en el universo que interfiera entre tus planes.

Reflexiones de sábado.

Es mi undécimo (o más) intento de sentirme cómoda escribiendo un blog. Una bitácora. Un diario público. No encuentro mi voz, ni particular placer en compartir mis paranoias, que son muchas y variadas, ni mis alegrías, también muchas y variadas.

Y es irónico, porque aspiro a vender libros para que otros me lean. Pero no seré exactamente yo. O sí pero en proporciones mínimas e ingeniosamente envueltas en falsa ficción, de modo que sólo cuatro gatos en el mundo sabrán reconocer rasgos propios en mis letras. Y e ahí el matiz que lo cambia todo: escribir sobre mí para los demás me causa ardores de estómago. Supongo que me falta el pícaro puntito exhibicionista que reclaman estas redes sociales.

Tampoco es que sea una persona especialmente interesante, eso también influye. Si tuviera una segunda vida saben los dioses que perdería mi pequeño pero bonito trasero en narrar fascinantes aventuras, pero si enumero las novedades de este mes ustedes mismos comprobarán que tampoco resultan lo que se dice de rabioso interés.

A saber:

- He tenido tendinitis pélvica.

- He empezado las clases de la Uni.

- Han ingresado por un ataque paranoide a una vieja conocida.

- He visto un zorro y un jabalí yendo o volviendo del trabajo.

- He terminado de ver y de leer la saga literaria (y cinematográfica) de Harry Potter.

- He conocido físicamente a una chica de un foro de internet.

- He perdido peso.

- Estoy tratando de recuperar pelo.

- He ido de excursión a un Alcampo.

- He ganado, figurativamente hablando, una cena con un desconocido de Twitter por ser su seguidora número 400. El individuo vive en Holanda.

Y... esto... ya. Básicamente. Ahora tengan los huevecillos de decirme que cualquier cosa que pudiera decir resulta interesante, salvo si pretenden usarme de potente somnífero.

Pero ególatra que es una, y terca, que se encarga diariamente de decírmelo mi Leprechaun, she died with her boots on.